Reflexión
| José Antonio Pagola/Grupos de Jesús
Descubrir
el proyecto de Dios
No era
fácil creer a Jesús. Algunos se sentÃan atraÃdos por sus palabras. En otros,
por el contrario, surgÃan no pocas dudas. ¿Era razonable seguir a Jesús o una
locura? Hoy sucede lo mismo: ¿merece la pena comprometerse en su proyecto de
humanizar la vida o es más práctico ocuparnos cada uno de nuestro propio
bienestar? Mientras tanto se nos puede pasar la vida sin tomar decisión alguna.
Jesús
cuenta dos breves parábolas. En ambos relatos, el respectivo protagonista se
encuentra con un tesoro enormemente valioso o con una perla de valor
incalculable. Los dos reaccionan del mismo modo: venden todo lo que tienen y se
hacen con el tesoro o con la perla. Es, sin duda, lo más sensato y razonable.
El reino
de Dios está «oculto». Muchos no han descubierto todavÃa el gran proyecto que
tiene Dios de un mundo nuevo. Sin embargo, no es un misterio inaccesible. Está
«oculto» en Jesús, en su vida y en su mensaje. Una comunidad cristiana que no
ha descubierto el reino de Dios no conoce bien a Jesús, no puede seguir sus pasos.
El
descubrimiento del reino de Dios cambia la vida de quien lo descubre. Su
«alegrÃa» es inconfundible. Ha encontrado lo esencial, lo mejor de Jesús, lo
que puede trasformar su vida. Si los cristianos no descubrimos el proyecto de
Jesús, en la Iglesia no habrá alegrÃa.
Los dos
protagonistas de las parábolas toman la misma decisión: «venden todo lo que
tienen». Nada es más importante que «buscar el reino de Dios y su justicia».
Todo lo demás viene después, es relativo y ha de quedar subordinado al proyecto
de Dios.
Esta es la
decisión más importante que hemos de tomar en la Iglesia y en las comunidades
cristianas: liberarnos de tantas cosas accidentales para comprometernos en el
reino de Dios. Despojarnos de lo superfluo. Olvidarnos de otros intereses. Saber
«perder» para «ganar» en autenticidad. Si lo hacemos, estamos colaborando en la
conversión de la Iglesia.