Nihil
Obstat | MartÃn Gelabert Ballester, op
Dios, padre de todas las criaturas
De vez en cuando se encuentra uno con la
pregunta de si todos los seres humanos somos hijos de Dios o sólo lo son los
bautizados. Los no bautizados serÃan más bien “criaturas” de Dios, pero no
“hijos”. Para aclarar esta confusión es bueno recordar que cuando llamamos a
Dios Padre podemos hacerlo de muchas maneras. La palabra “padre” indica una
relación. Ahora bien, son varias las relaciones en virtud de las cuales Dios es
llamado Padre: Padre de su Hijo único, padre de todas sus criaturas, padre de
los seres humanos, padre de los santos. Hay muchos modos de ser padre. Nosotros
hablamos de padres naturales o de padres adoptivos. En la vida religiosa, por
ejemplo, solemos llamar “padre” al fundador de una congregación. Los
franciscanos y los dominicos hablamos de nuestros padres Francisco y Domingo.
Los inventores o los libertadores polÃticos también son llamados padres:
Marconi es el padre de la radio; Juan Manuel de Céspedes, el padre de Cuba.
La paternidad de Dios sólo se aplica
plenamente cuando la referimos a su Hijo, “de la misma naturaleza del Padre”,
que en Jesús se encarnó. Cuando la paternidad de Dios se aplica a las
criaturas, entonces hay que considerar los distintos tipos de relación que
mantienen con Dios. Tomás de Aquino (en Suma de TeologÃa,I 33, 3)
dice que Dios es Padre de todas las criaturas irracionales, dado que en todas
ellas hay una huella o vestigio de su creador. Y añade: con más propiedad puede
decirse que Dios es Padre de todos los seres humanos, porque todos son su
“imagen”. Finalmente, hay algunos, cuyo Dios es Padre “por la semejanza de la
gracia”, y a éstos se les llama “hijos adoptivos”. Esta filiación adoptiva
presupone la filiación procurada por la creación, del mismo modo que la gracia
presupone la naturaleza. Por eso, la filiación adoptiva puede llamarse
“re-generación” o “re-creación”.
Debe quedar claro, pues, que el nombre de
hijos de Dios no queda reservado a los bautizados, a los que viven la vida de
la gracia. Hay una paternidad universal de Dios. Si Dios es Padre de todas sus
creaturas, eso significa que toda la creación tiene un carácter profundamente
filial. Ahora bien, entre las criaturas, las creadas a imagen de Dios, como son
los seres humanos, son llamadas más propiamente hijos en virtud de su semejanza
más estrecha con Dios, al que pueden conocer y amar. Y finalmente, en un nivel
superior, la filiación consiste en la participación en la vida divina que
confieren la gracia y más tarde la gloria, donde seremos plenamente conformes
con el Hijo amado en virtud del don del EspÃritu Santo. Fuente: Dominicos.org