Ecología del Espíritu | José Cristo Rey Paredes, cmf
Eucaristía, es
decir: ¡Alianza de Amor!
Este domingo -2 de agosto
de 2020- nos ofrece la oportunidad de contemplar el misterio de la Misa. No
pocos piensan que asistir a misa los domingos y fiestas es una obligación… ¡y
una obligación grave! Es lo que nos han enseñado en la catequesis. Esta visión
es, sin embargo, muy superficial. La celebración eucarística no es una clase de
formación en la sagrada escritura, ni una posibilidad de comulgar. No es el
momento en el que un presbítero aprovecha la oportunidad para decirnos que
hacemos bien, qué hacemos mal, o qué debemos hacer. La misa es otra cosa. Decir
Eucaristía es decir ¡Alianza de Amor!
Alianzas – conexiones
cordiales
La palabra “alianza” es muy antigua. Alianza, en
hebreo es “berit”, aparece muchísimas veces en la Biblia. Los profetas
entienden la alianza en clave de amor.
§ También en nuestro tiempo llamamos “alianza” al anillo
que se entregan quienes se desposan. Hablamos de la “alianza de las
civilizaciones”, de las alianzas sociales, de la inclusión, de la interconexión
ecológica y alianza con la madre tierra para instaurar un nuevo modelo de
política mundial. Pero también se habla de las “alianzas del mal”.
§ En la
alianza se anudan relaciones entre los diferentes. Se
establecen compromisos de solidaridad, de mutua ayuda y defensa. Las personas
en alianza se defienden y se ayudan mutuamente. Las alianzas crean seguridad.
§ Cuando
decimos que “otro mundo es posible”, anhelamos una Alianza
global en la que nadie quede excluido. En la alianza no
perdemos nuestra identidad. En la alianza seguimos siendo diferentes, pero
amigos.
El Jesús de la Alianza
§
Jesús, quiso anticipar la celebración de la Alianza nueva y eterna en el acontecimiento asombroso de la multiplicación de los
panes y los peces.
§
Jesús estaba de duelo, por
el asesinato y muerte de Juan Bautista.
§
Deseoso de tranquilidad, se fue a una zona
desierta.
§
Pero allí le esperaban miles de personas.
§
Sintió un amor entrañable por
ellas,
§
curó a los enfermos, y multiplicó los panes y los
peces.
§
Jesús hizo realidad la promesa del Dios de la
Alianza, según Isaías: alimentó al pueblo que escuchó su voz.
En cada Eucaristía
- Somos todos nosotros el pueblo que escucha la
voz de Señor y es alimentado con el pan eucarístico;
- Jesús repite los gestos de la última Cena y
establece su Alianza con nosotros, para siempre;
- Jesús es el Esposo que promete fidelidad y
amor para siempre a su Esposa que es la Iglesia.
- Nosotros renovamos nuestra Alianza con Él;
- nos prometemos fidelidad mutua.
Renovemos en esta
Eucaristía la Alianza
§ La
Alianza no se celebra por obligación, sino por amor.
§ La
Eucaristía no se celebra para escuchar a un sacerdote, sino escuchar la voz de
Dios. Y Dios no quiere que los sacerdotes la acallen con sus palabras e ideas.
§ A la misa
no se asiste para no cometer un pecado grave, sino para hacer cada vez más
estrecha nuestra alianza de Amor con Jesús, con Dios Padre.
§ El Espíritu
Santo cuida para que nuestro fuego de amor no se apague, para que “nada pueda
separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. Fuente: www.xtorey.es