Historia | Edwin Espinal Hernández
Las fiestas
del Patrón Santiago: marca ciudad
Santiago, hermano de Juan El Evangelista y uno
de los apóstoles de Jesús, fue el primero de sus seguidores en morir. Su
cuerpo, según la leyenda, fue colocado por sus discípulos Teodoro y Atanasio en
una barca de piedra para ser sepultado en Galicia, en la provincia romana de
Iberia, donde había predicado y hasta donde fue guiada por unos ángeles.
Teodomiro, obispo de Iria Flavia, descubrió su tumba después de informarle un
religioso solitario llamado Pelayo que una estrella brillaba sobre un montículo
en el bosque. En torno a su sepultura fue trasladada Iria Flavia, después de
ser destruida por los bárbaros y a partir de ella surgió la ciudad de Santiago
de Compostela, cuyo nombre deriva de “Campus Stellae” (campo estrellado), en
recuerdo de la estrella que había guiado a descubrir la tumba del “Hijo del
Trueno”.
A partir del siglo XI, la tumba del apóstol se
convirtió, junto a Roma y Jerusalén, en uno de los lugares de peregrinación más
importantes de la Edad Media. El trayecto, que integraba rutas que partían
desde Francia, Italia y Alemania, entre otros países, se conoce hasta el
presente como “el camino de Santiago”, nombre que se le dio inicialmente a la
Vía Láctea, visible durante las noches por los peregrinos en su caminar hasta
Galicia. De su estadía en Santiago de Compostela los adoradores del apóstol
traían como testimonio conchas o veneras, abundantes en las playas gallegas,
que cosían a sus esclavinas y que con el tiempo pasaron a ser el símbolo de
Santiago, que se representó como un caminante con sombrero, bastón y esclavina.
De un Santiago peregrino se pasó a un Santiago
Matamoros durante la guerra de la reconquista contra los árabes o moros en
España, representándosele con un espada en la mano y montado sobre un caballo
blanco. La fe en su apoyo llegó al extremo de que en la toma de Granada, el
último bastión árabe en territorio español, se le vio cabalgar junto a los
Reyes Católicos.
Ese Santiago guerrero llegó a América y ¡“Santiago
y cierra España!” y “Santiago a ellos!” fueron los gritos de las tropas
españolas en el sojuzgamiento de los indígenas así como lo fueron en la
península respecto de los moros. Y Santiago fue impronta perenne en el nuevo
continente al denominar a uno de los fuertes fundados por Cristóbal Colón a
orillas del río Yaque en 1495, que daría origen a nuestra ciudad.
Su fiesta, cada 25 de julio, ha tenido lugar
en Santiago de los Caballeros desde el siglo XVI; consta que ya se festejaba
para 1518. Desde las celebraciones de 1666, por el ascenso al trono de España
de Felipe IV, hasta la memorable conmemoración de 1977, cuando se inauguró la
estatua del Patrón Santiago que preside la entrada de la ciudad, pasando por la
popular convocatoria de 1887, ha tenido altas y bajas. Pero lo sobresaliente es
que se ha mantenido por cinco siglos
Es por ello que las fiestas del Patrón
Santiago deben formar parte de la “marca ciudad” que identifique a Santiago de
los Caballeros y articularse como eje del turismo religioso en la ciudad, de
manera que el lema “El Primer Santiago de América” tenga una concreción
palpable y permita proyectarla a nivel internacional.
El Primer Santiago de América es un lema
prácticamente inexplotado y las fiestas del Patrón Santiago, la más antigua
tradición de la ciudad, se erigen como el único referente de conexión con
Galicia y España y los orígenes de Santiago como fortaleza colombina. Ese
vínculo reúne valores para ser explotado desde el punto de vista turístico y la
Catedral Santiago Apóstol, sede parroquial de nuestro patrono, puede ser la
punta de lanza de esa proyección.
Las patronales de Santiago Apóstol deben
alcanzar el nivel de atracción necesario para articularse al proyecto “Los senderos de la fe”, del Ministerio de Turismo, que busca
establecer una ruta turístico religiosa que vincule La Isabela, el Santo Cerro,
el santuario del Cristo de Bayaguana, la Ciudad Colonial de Santo Domingo, la
basílica de Higüey y lugares populares de sincretismo católico en provincias
como San Juan de la Maguana y Hato Mayor. Y la Catedral Santiago Apóstol debe
ser el punto principal de esa propuesta, a la que podrían integrarse otros
lugares, como la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia, que es Santuario Regional,
o las grutas de Santa Rita y la Virgen de Lourdes, en Gurabo, esta última
construida a fines del siglo XIX por el Dr. Alejandro Llenas Julia.
Personal
formado para visitas guiadas a la Catedral Santiago Apóstol, una tienda de
recuerdos de las advocaciones en el municipio y un museo arquidiocesano
potenciarían esta propuesta para fomentar el turismo religioso en la ciudad,
hasta ahora inexplotado. A eso aspiramos. ADH 847.